Wednesday, May 15, 2013

Los artificiales viven sin alegría.

"Las gentes sufren aflicciones sobre aflicciones; no tanto por tener (mucho menos por ser), sino por aparecer, por exhibirse, transitando siempre por rutas artificiales. Se mueren por vestir al último grito de la moda. No les interesa tanto una casa confortable como una casa vistosa, enclavada en una zona residencial, que luce bien, aunque tengan que vivir durante años agobiados de deudas. Su única obsesión es quedar bien y causar buena impresión. He aquí la fuente onda de preocupación y sufrimiento.
Es necesario despertar una y otra vez, tomar conciencia de que están sufriendo por un fuego fatuo, liberarse de esas tiranías y dejarse conducir por criterios de veracidad. Ésta es la ruta de la liberación.
Los artificiales viven sin alegría. El camino de la alegría pasa por el meridiano de la objetividad y la veracidad. El corazón humano tiende a ser con frecuencia, y connaturalmente, ficticio. Es preciso renunciar a las quimeras, pisar tierra firme, soslayar inútiles sufrimientos y buscar la liberación por la ruta de la verdad".

(Ignacio Larrañaga. Lo Que Murmura el Viento)

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