La venganza no te hace fuerte ni glorioso, pero te
hace insignificante y cobarde. La venganza envenena el alma, el cuerpo y el espíritu,
trae tragedia interior. Se va formando como raíz gruesa que toma control en
el corazón y que a su tiempo mata. Cada vez que el ser humano usa sus fuerzas
para vengarse, hace un hoyo para sí mismo y los de su alrededor. Aquel que es
sabio, inteligente y humilde no práctica tal cosa, al contrario, solo confía en
aquel que dice: "Mía es la venganza yo pagare." Dios es fiel para no permitir que
ninguno de sus hijos sea avergonzado y lastimado, por eso cada vez que un hijo
de él es puesto en vergüenza por su fe, por lo que predica, por su humildad y
por lo que es, él toma todo muy personal y a la larga deja conocer su poder
ante tal inconsciente acción. Así que recuerda que el verdadero hijo de Dios no
usa la venganza, el hijo de Dios espera en él. Te traigo a tu memoria un muy famoso dicho de El Chavo del ocho: La venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena.
Feliz y lindo día.
Atentamente tú amiga,
Ibeth.
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