No
seas víctima de tu ego, de tu yo y tu orgullo. No hay ser humano más hermoso
que aquel que tiene un corazón humilde, aquel que está dispuesto a darlo todo y
negarse a sí mismo. Es tan incómodo ver personas tan orgullosas que hablan de
cosas que poseen y su valor monetario, sin embargo al abrir la boca descubren
de lo que su interior está lleno, caminan por la vida llenos de grandezas que
solo ellos se creen y la realidad es que no poseen nada. La mayor virtud que el
ser humano tiene es aquella que se lleva muy adentro del corazón, donde no hay
un ego ni un yo gobernando, sino un Dios que va diseñando. Es decepcionante
observar personas que se creen capaces de humillar a cualquiera por la posición
o el nivel que tienen. Recuerda no hay dinero ni ropa, mucho menos marcas que
puedan esconder la tormenta de un corazón altivo, jactancioso y egoísta. Sin
embargo para aquel que es sencillo de corazón, su humildad será como
corona de lujo, donde quiera que valla relucirá como luz, opacando las
apariencias y la altivez. Es más delicioso un plato con la comida más simple en
una mesa llena de amor, paz y sinceridad que un manjar en una mesa de rencillas,
mentiras y orgullo.
Atentamente tu Amiga,
Ibeth.
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