Acepta a los demás tal y como son,
no trates de cambiar a nadie, deja que Dios lo haga. No todos somos iguales en
esta tierra, Dios empleo en cada uno algo tan personal y especial, cada uno con
distintas necesidades, lo que pudo haber funcionado para ti no siempre
funcionara para otro, así que se paciente en todo tiempo, deja que Dios cambie
y transforme. Como hijos de Dios nuestro trabajo es compartir su amor, hablar
con la verdad e indicar el camino del bien. Ese camino es tan diferente para
cada uno, las pruebas que ahí se encuentran son muy personales así que no
intentes jamás tú mismo transformar a nadie, tu trabajo es mostrar, ser ejemplo
y como buen maestro, enseñar lo que se te indique pero jamás tu trabajo es
obligar, retorcer y manipular. El amor que Dios nos muestra es un amor
incondicional, así que el mayor ejemplo es el, persigue su amor y deja que sea
Dios quien trabaje por medio tuyo.
Atentamente tu Amiga,
Ibeth.
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