La sinceridad no sólo se ve en las palabras, sino que también se demuestra por medio de nuestras actitudes.
La persona sincera siempre dice la verdad, en todo momento, aunque le cueste, sin temor al qué dirán, ya que vernos sorprendidos mientras mentimos es más vergonzoso aún.
Al ser sinceros aseguramos nuestras amistades, nuestros sentimientos, nuestro caracter como hijos de Dios y nuestro testimonio. Al sincerarnos somos más honestos con nosotros mismos, pero sobro todo con Dios, convirtiéndonos en personas dignas de confianza por la autenticidad que hay en nuestra forma de comportarnos y nuestras palabras.
A medida que nos vamos haciendo más mayores, la sinceridad debe ir en aumento y debe convertirse en un elemento básico para vivir nuestra vida con auténtica plenitud y sinceridad.
La persona que miente constantemente y no es sincera, se enreda en un mundo de desconfianza donde arrastra a todo aquel que lo ama. La falta de sinceridad acarrea mentira y desconfianza alrededor de quien la practica.
La persona que miente constantemente y no es sincera, se enreda en un mundo de desconfianza donde arrastra a todo aquel que lo ama. La falta de sinceridad acarrea mentira y desconfianza alrededor de quien la practica.
La
sinceridad esta en extinción desafortunadamente, es muy difícil encontrar gente
dispuesta a pelear por la verdad, gente que a lo malo le llamen malo y a lo
bueno le llamen bueno. Es momento de que el bien se multiplique y depende de
nosotros. Nuestras actitudes hablan más que nuestras palabras. Dios busca personas dispuestas a mantenerse firme en la verdad, Dios busca sinceridad, esto es lo que hace la diferencia entre el bien y el mal.
Bendiciones y que viva la gente sincera que aun queda en esta tierra!
Bendiciones y que viva la gente sincera que aun queda en esta tierra!
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